Mi primer encuentro con la epilepsia


Sonó el despertador. Eran las 7 am. Me levanto rápidamente para preparar el desayuno. El dormitorio de Joa queda de paso. Como la puerta estaba entreabierta lo llamo para ir a la escuela y sigo directo a la cocina. "En la silla está la ropa para ir a la escuela", "¿Te peinaste?". Mis recomendaciones continuaban mientras terminaba de preparar el desayuno. "¡Qué raro! No escucho ruido en el baño. Debe seguir durmiendo mientras yo parloteo", pensé.
 Cada vez que recuerdo lo que vi cuando entré a su dormitorio, me angustió. Ahí estaba Joa, acostado en posición fetal. "Dale, Poroto, hay que levantarse para ir a la escuela." Le toco el brazo. Está duro y frío. Lo samarreo y no responde.
Corrí hasta el teléfono, llamé al médico de la emergencia y les dije: "¡vengan rápido! Mi hijo está muerto." Corto. Voy a mi habitación y despierto a mi marido.
No pude ir en la ambulancia con él porque estaba operada de la cervical. Así que los sigo en un taxi hasta el Sanatorio de Niños. En el viaje había recobrado la conciencia. Joa había sufrido su primera crisis convulsiva tónico-clónica de su vida.
Esa mañana del 4 de Noviembre de 2013 está marcada a fuego en nuestras vidas.
Joa's mom.

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